Boletín de

Prevención de

Riesgos Laborales

 

 

 MAZ MATEPSS nº 11                                             Enero / Febrero 2011  -  Nº 5
 
 
 
 
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ARTÍCULO TÉCNICO

 

 

EL ROL DEL MANDO EN EL IMPULSO DE LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO

 

 
Marina Casasnovas Royo
Técnico Departamento de Prevención Mutua MAZ

 

    Cuando se plantean los diferentes estamentos que conforman las claves de la integración de la prevención en la empresa, y se indaga sobre el grado de penetración de los principios que rigen la política de prevención de una empresa u organización, se debería, además de establecer la responsabilidad departamental, hacer un verdadero esfuerzo por delimitar cual debe ser el rol de los mandos y supervisores en este cometido.

    Es por todos admitido, que valorar el grado de integración de las políticas y principios de prevención, implica valorar la actitud de los mandos hacia la seguridad, ya que son el estamento que materializa dichas políticas y sobre el que todos coinciden, que deberían recaer los esfuerzos por clarificar cual es su rol en este sentido

 

NORMAS Y PROCEDIMIENTOS

   Fundamentalmente, tienen un rol muy específico de control del seguimiento  de los trabajadores, de las normas y procedimientos que deben seguirse para realizar un trabajo con seguridad. Pero realizar eficazmente este papel de control, necesita que los propios mandos tengan una actitud positiva hacia la seguridad y de responsabilidad para con los trabajadores a su cargo.

    Resulta una tarea difícil, cuando no imposible, la de controlar determinadas conductas cuando no se percibe su importancia real mas allá del mero cumplimiento formal de determinadas normas, en muchos casos no bien valoradas. Es importante que los procedimientos tengan credibilidad para los trabajadores para lograr una actitud positiva hacia la seguridad y su verdadera aceptación e integración. Esto se consigue dándoles una participación fundamental en la determinación de dichos procedimientos y normas y dotándoles de instrumentos y habilidades  para su control, al igual  que cuentan con ellas, para el  seguimiento  de  la  productividad  de  los trabajadores, que  se

reconoce como algo consustancial al rol del mando y hay una idea en la que se debe insistir, que es más rentable la productividad con seguridad, que sin ella.

    Este ejercicio de control, aun siendo muy importante, es una parte primaria en el objetivo último del mando respecto a la seguridad, que es el de moldear actitudes positivas hacia esta, y cuya consecución será la clave hacia el éxito en la seguridad.

 

FOMENTAR CONDUCTAS SEGURAS

    El mando debe fomentar la seguridad como un hábito en el equipo. Los hábitos se educan, se aprenden y se instauran, convirtiéndose en conductas automáticas. Los procedimientos de trabajo se deben instaurar como hábitos, y el mando es el que debe ejercer ese papel, en la formación de estos hábitos, por su situación en la empresa y en el equipo de trabajo como instructor, aglutinador y entrenador del mismo. El objetivo es que la  seguridad sea un hábito y no tanto una conducta de elección.

   El mando modela  con su comportamiento  y  deberá transmitir esa actitud positiva y responsable hacia la seguridad. Como modelo, los comportamientos que exhiba deberán ser congruentes con la seguridad y las políticas establecidas ya que los trabajadores perciben a través de las conductas del mando su actitud, positiva o no, respecto a la seguridad.

     El   mando   debe  reconocer  e   incentivar  las  conductas

seguras de los trabajadores, pero también debe retroalimentar, comunicar y capacitar a aquellos trabajadores que no lo hacen y que exhiben conductas contrarias a la seguridad y salud.

    La actitud hacia la seguridad, se impulsa desde la incorporación de un nuevo trabajador a un puesto o un equipo de trabajo y en este momento debe ser más intensa, puesto que determina la percepción del nuevo trabajador sobre la seguridad en la empresa. Desde el primer momento, en el período de acogida como período de instrucción debe primar siempre, como se exige preceptivamente en la ley, la información de los riesgos a los que está expuesto y la formación sobre los procedimientos, normas de seguridad, uso de equipos,  etc. necesarios para su protección frente a los mismos. No conviene dilatar esta formación y el mando puede ser un buen capacitador, y resulta un momento crucial en la percepción de la importancia que se da a la prevención, tanto por la empresa como por el mando y el equipo de trabajo. 

 

INVESTIGACIÓN DE ACCIDENTES

    La investigación de accidentes y más aún los incidentes, es una técnica preventiva que el mando debe incorporar a su quehacer en prevención, puesto que es el que mejor conoce el contexto, tanto técnico como humano donde se ha producido y puede aportar al personal técnico de seguridad toda la información necesaria para determinar las causas básicas que lo han producido y así, determinar las acciones de mejora más idóneas eficaces. En su quehacer investigador, el mando se responsabiliza con la seguridad de su equipo y concretamente con la investigación de incidentes hace efectiva la seguridad ante su equipo, en especial si promueve la participación del equipo en la investigación.

 

INSPECCIONES DE SEGURIDAD Y OBSERVACIÓN

    Todos los días al comienzo de la actividad diaria, el mando debe realizar Inspecciones de Seguridad rutinarias, para comprobar las condiciones de seguridad del entorno, máquinas e instalaciones. Al realizar estas inspecciones diarias de forma eficiente, el mando a la vez que ejerce su rol de control, transmite responsabilidad sobre la seguridad y confiere sensación de protección sobre los fallos del sistema a los trabajadores, pero cuando estas inspecciones se realizan como un formalismo burocrático, no transmiten una actitud positiva real respecto a la seguridad y la prevención, sino que manifiestan un interés únicamente formal, burocratizado, y con el tiempo acaban por perder su sentido y pueden incluso crear una falsa y peligrosa sensación de seguridad.

     Aplicando técnicas de observación planificada y comunicadas a los trabajadores, proporcionan una herramienta de control estandarizado que provee de datos objetivos para realizar el seguimiento necesario, del tipo de conductas hacia la seguridad de los miembros de su equipo, evaluando el cumplimiento de los procedimientos y normas de seguridad, utilización de los equipos de protección personal, de una forma estandarizada y conocida por todos, evitando así suspicacias hacia el control y que se asumen como un proceso ordinario de control de la seguridad.

 

PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES

    Para promover la participación y conformar una actitud proactiva hacia la seguridad en los miembros del equipo de trabajo, semanalmente, o con la periodicidad deseada, se pueden programar  reuniones con el equipo para tratar los temas de seguridad necesarios, promover la participación de los miembros en la revisión y mejora de procedimientos y normas, en la detección de riesgos, en la elección de EPI`s o adecuación de los mismos, valoración de incidentes etc. También son el momento apropiado para retroalimentar los resultados del control realizado sobre los trabajadores y plantear cambios de conducta con objetivos concretos para que estos sean efectivos. 

    Por ultimo, resaltar que la comunicación del mando con el equipo de trabajo es probablemente, la habilidad más importante y necesaria para incentivar las conductas y actitudes  positivas de los trabajadores respecto

a la seguridad, como para reconvenir aquellas conductas o actitudes contrarias a la seguridad, que se desean cambiar. Hay que tener en cuenta que la comunicación debe ser asertiva, es decir que  se centre en el planteamiento de datos, hechos y conductas objetivas, y evitar especialmente las apreciaciones personales y generalizaciones que puedan provocar sentimientos de conflicto y rechazo.

 

 

 
MAZ Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social nº 11