A
continuación proponemos varias acciones para poner en práctica y
así evitar los trastornos músculo-esqueléticos:
o
Moverse:
nuestra espalda está diseñada para estar en movimiento. El
reposo no siempre está indicado cuando hay dolor, habría que
realizar una valoración.
o
Reeducar la
postura: mantener la
verticalidad de la espalda y no realizar movimientos bruscos que
puedan dañar la columna vertebral.
o
Estar en forma:
tonificar la musculatura ayuda a mantener una buena postura. El
entrenamiento de fuerza es beneficioso para lograr tener un buen
tono muscular.
o
Alimentarse de
forma saludable: tener
buenos hábitos alimenticios ayuda a tener mejor fisiología
muscular aportando energía y vitalidad.
o
Dejar de fumar:
el tabaco es un factor de riesgo en las enfermedades
cardiovasculares. También para las patologías de la columna
vertebral porque reduce la calidad del disco vertebral y aumenta
el riesgo de osteoporosis.
o
Dormir bien:
un sueño reparador ayuda a la hidratación del disco vertebral y
mejora el descanso de nuestra musculatura.
o
Hidratarse:
beber 1,5 lts. de agua al día reduce la fatiga ya que elimina
toxinas que nuestro organismo no necesita.
o
Caminar 30
minutos/ día: mejorar la
circulación sanguínea a través del ejercicio aeróbico evita
patologías cardiovasculares y nos hace estar más activos.
o
Acudir al
fisioterapeuta: acudir
con frecuencia al fisioterapeuta previene el deterioro físico,
repara los trastornos músculo-esqueléticos y mejora la calidad
de vida.
o
Realizar ejercicios específicos:
practicar a diario ejercicios específicos compensa el riesgo de
los movimientos repetitivos y las posturas forzadas durante el
trabajo.